Gilberto Gil: "Me dedico con igual entusiasmo a la función de ministro y a la labor músical"
Gilberto Gil (Salvador de Bahía, 1942) fue nombrado ministro de Cultura por Lula da Silva en 2003, pero la asunción de esas responsabilidades políticas no dio al traste con su carrera artística. El cantautor brasileño, que ya sumaba más de cuatro décadas dedicadas a la música, sólo pisó el freno y desde entonces distancia más sus actuaciones, pero aún es posible escucharle sobre un escenario. Quien desee hacerlo, hoy mismo tiene una oportunidad en el Teatro Principal (20.30; 25 y 40 euros) de Vitoria, donde ofrecerá un repaso a su extenso cancionero.
Gilberto Gil apostará por la voz y la guitarra para presentar las canciones de su último disco, Gil luminoso, un disco en el que recupera temas de marcado carácter religioso concebidos entre 1969 y 1083. "Es una combinación de temas muy antiguos, de muchas épocas, tratados de manera muy intimista, muy sencilla y con mucha calma, de manera muy suave. Es el lado espiritual de mi música", aseguró ayer el artista en una rueda de prensa. Adelantó también que el repertorio de hoy se centrará en "canciones que se adaptan bien a la guitarra" y aseguró que será un recital "intimista" en el que alguno echará en falta "ese complemento carnal, de colorido y mucho más impulsivo" que distingue a parte de su obra.
La necesidad de conseguir una mayor justicia social, el sentido de la vida y la trascendencia de la muerte son otros temas que aborda en su última entrega un artista que asume con naturalidad su doble condición de músico y político, como dos partes complementarias de su personalidad. "Es decir, la función de ministro es parte de mi labor, como es parte de mi labor la música; me dedico con igual entusiasmo a una cosa y a la otra", sentenció ante la prensa el cantautor, que el domingo actuó en Tenerife y mañana lo hará en Barcelona.
Este pionero de las llamadas músicas del mundo ha vendido cuatro millones de ejemplares de una treintena de grabaciones y acostumbra a fundir sonidos añejos y nuevas tendencias; éxitos propios, como Refavela, Andar com fé y Aquele Abraço, y adaptaciones de John Lennon, Chico Buarque o Bob Marley. Su propuesta se nutre de la tradición musical de su país, de ritmos como la bossa nova y la samba, de otras cadencias bailables de raíz negra, tales como el reggae y el funk, y de elementos del pop y del rock que hacen accesible su propuesta a un mayor público potencial.
Desde mediados de los años cincuenta, cuando hizo sus pinitos con el grupo Os Desafinados y Elis Regina todavía no había convertido en éxito su Louvacao, Gil ha generado noticias en el campo de la composición musical, la poesía y el activismo político. Son distintas ramas de una fructífera trayectoria que suele vincularse a la de sus compatriotas Caetano Veloso y Gal Costa. Otros nombres propios que se le asocian son el de Joao Gilberto, creador de la bossa nova que ejerció una gran influencia sobre él en sus primeros años, y Luiz Gonzaga, el Rey del bailao, otro gran referente en su legado, ligado a la canción protesta y al movimiento tropicalista.
Fuente: EL PAÍS
(Por cierto, mañana actuará en el Palau de la Müsica, dentro del Festival del Mil·leni)
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