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Recuperados los" frescos del exilio" de Luis Quintanilla

Recuperados los" frescos del exilio" de Luis Quintanilla

 La historia de los cinco murales data de una fecha clave en la historia de España: 1939, año en que se celebró la Exposición Universal de Nueva York. El gobierno español de la República encargó a un equipo de artistas la decoración del pabellón español en esta muestra y los artistas elegidos fueron el pintor Sunyer, el escultor Joan Rebull y el fresquista Luis Quintanilla, que se trasladó a la gran manzana. Se trata, pues, de un encargo análogo al que el mismo Gobierno republicano había realizado a Picasso para la Exposición Internacional de París de 1937, el decir, el “Guernica”.

Posteriormente y para proteger su obra, el propio artista difundió la noticia de que los frescos habían desaparecido al destruirse cuando se inundó el almacén donde estaban guardados. Todos lo creyeron así hasta que en 1990 fueron descubiertos en los pasillos del cine de vanguardia ‘The Bleecker Street Cinema’, reconvertido después en sala ‘porno’. En ese momento comenzaron los intentos por recuperar esta obra de Quintanilla y devolverla a España. Sin embargo, el dueño del cine exigía una cantidad desorbitada por los frescos y las negociaciones se rompieron.

Se sabe que la prensa norteamericana del momento no llegó a comprender bien la obra. En 1939, la Guerra Civil española había finalizado y al parecer, y debido a estas trágicas circunstancias, los espectadores americanos esperaban un mayor patetismo en la obra de Quintanilla. Esperaban brutales escenas que mostraran claramente lo monstruosa que es una guerra y esto no es lo que se encontraba en una primera lectura de los frescos, a pesar de que el pintor había puesto énfasis en el patetismo que encierra toda guerra civil.


La fuerza de los frescos reside en su sentido poético. El artista no relata un hecho concreto, sino que denuncia el dolor, la destrucción y el horror que toda guerra produce, así como la desolación que deja tras de sí. Eso la he hecho una obra de plena vigencia, pasen los años que pasen. Las figuras que aparecen no protestan ni se quejan de la guerra, simplemente la sufren: son fantasmas vagando por una tierra destruida.

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