Los impúdicos desnudos de Modigliani desembarcan por primera vez en Rusia
MOSCÚ.- Impúdicos desnudos y retratos de Picasso o Juan Gris son algunas de las joyas de 'Encuentro con Modigliani', la primera exposición en Rusia sobre la vida y obra del artista 'maldito' italiano.
Una treintena de pinturas, dibujos, esculturas, cartas manuscritas, fotografías y algunos objetos personales componen la primera muestra de Amedeo Modigliani (1884-1920) en Rusia, país donde es bien conocido por su relación con la poetisa Anna Ajmátova.
Largas colas circunvalan el museo Pushkin de Moscú desde la inauguración de la muestra esta semana, a la que han contribuido más de 30 museos, entre ellos, el Museo de Arte Moderno Nueva York y la Tate Gallery de Londres.
"Sus caras largas me fascinan. Modigliani es excesivo, como nosotros, los rusos", comentó Valentina, una jubilada admiradora confesa del pintor italiano, a las puertas del museo.
"Es un milagro", señalaba otro de los visitantes, consciente de la dificultad de organizar en Rusia una exposición de Modigliani, ya que ningún museo de este país tiene en sus fondos obras del judío italiano.
El mérito se debe a la directora del Pushkin, Irina Antónova, que cumplió esta semana 85 años y casi medio siglo al frente del museo, lo que la convierte en toda una institución en el mundo del arte. "Modigliani bebía mucho e, incluso, tomaba drogas", señaló Antónova, gustos que le granjearon la fama de "artista maldito" y le condujeron a la muerte temprana.
Los primeros cuadros que se encuentra el visitante son los retratos de los genios españoles Gris y Picasso, ambos pintados en París en 1916.
El retrato de Gris sigue al pie de la letra el canon del inclasificable pintor italiano: verticalidad, cuellos imposibles, narices triangulares, ojos almendrados y colores vivos. En cambio, Picasso recibe un tratamiento diferente, su rostro es más oscuro y tiene rasgos cubistas, aunque Modigliani criticó en no pocas ocasiones los "pequeños trucos" del pintor malagueño.
Ambos genios se conocieron en 1906 en Montmartre, aunque el italiano prefirió trazar su propio camino, profundamente atraído por la pintura africana. Eso sí, la deuda con Picasso está presente en cuadros como 'Niño en delantal negro' (1918), que tiene reminiscencias de 'El viejo judío' (1903).
En todo caso, los cuadros que atrajeron mayor atención fueron los desnudos, que atraparon la imaginación de mayores y pequeños, fascinados ante la aparente naturalidad de las modelos escogidas por Modigliani.
El famoso 'Desnudo sobre almohada blanca' (1917), cedido por el museo de Stuttgart, es la versión Modigliani de la Maja Desnuda de Goya, ambas insolentes, impúdicas y llenas de lascivia.
El genio transalpino desnuda a las modelos al completo, sin dejar nada a la imaginación, algo que escandalizó sobremanera a sus coetáneos, poco acostumbrados a ver los senos y los vellosos pubis femeninos al descubierto en un lienzo.
Por lo visto en la exposición, el rojo es uno de los colores fetiche de Modigliani, que acostumbra también a vaciar, a menudo, las pupilas de sus retratos, lo que les da un aspecto fantasmagórico. En algunos cuadros como el 'Pequeño Campesino' (1918), es visible la influencia de Paul Cézanne, mientras en las cariátides la sombra de Gauguin es muy notable.
En las cariátides, representadas en la exposición con varios lienzos, se percibe la fascinación de Modigliani con África y el clasicismo griego.
En los últimos años de su vida el pintor de Livorno dibujó con profusión —con lápiz y trazos de acuarela—, una faceta poco conocida del pintor. En el museo Pushkin se exhiben numerosos dibujos de mujeres desnudas, algunas recogidas de la calle, en diferentes posturas, incluso de perfil, algo poco corriente en la obra del artista.
La aceta escultórica de Modigliani está también presente en el museo Pushkin, con 'Mujer desnuda' (1912), un rostro estilizado hasta lo imposible de una mujer de rasgos africanos.
Entre los objetos personales del pintor destaca el libro 'Así habló Zaratustra' de Nietzsche, dedicado por un amigo; varias cartas manuscritas y diferentes fotografías de la bohemia artística parisina y documentos de identidad personales.
Modigliani murió tuberculoso y en la pobreza a los 35 años, orgulloso de no haber pintado nunca una naturaleza muerta, pero sin haber conocido el aprecio del público y la crítica. En cambio, un siglo después las reproducciones de sus obras son las más vendidas del mercado tras las de Leonardo da Vinci, Warhol y Picasso.
La exposición se prolongará por espacio de casi tres meses y será clausurada el próximo 17 de junio.
FUENTE: EL MUNDO.ES
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