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13 lunas

Pop naíf auspiciado por Antonio Vega

Pop naíf auspiciado por Antonio Vega
 

Conchita --así, sin apellido-- recuerda que compone desde muy niña, pero que la primera canción que creó "ya en serio" la hizo con 17 años. "La titulé La duda, y no fue hasta más tarde que me regalaron una guitarra y me atreví a actuar en una sala, El Montacargas, de Madrid". La experiencia le gustó tanto que, al poco, ya había ampliado el circuito (Libertad 8, Clamores...). Y más tarde, con su propio dinero, grabó por fin una maqueta, a modo de tarjeta de presentación. "Tenía solo guitarra y voz, y un amigo se la hizo llegar a una discográfica que a los tres meses me llamó para anunciarme que me iba a hacer una prueba".
La superó, claro. Y la fase siguiente fue encerrarse en un estudio con Juan Luis Giménez (uno de los tres vértices de Presuntos implicados) para darle contenido y forma a su disco de debut, Nada más. "En esas pequeñas salas de recitales aprendes mucho y conoces a gente con tu mismo sueño". ¿Y han corrido la misma suerte? "Muchos no. No es fácil..., pero seguro que algún día les llegará su turno. Sobre todo a Luis Ramiro y Marwan; son geniales".
Conchita, que acabó sus estudios de Magisterio, se reconoce autodidacta --"solo me dieron un año clases de guitarra"--. Y se apresura en defender el término de cantautor, "aunque ahora esté tan devaluado; de hecho, para muchos es igual que decir plastautor total".
En el compacto, la autora de Nada que perder exhibe una voz tan delicada como su delgada figura. Y un envolvente punto naíf que irremediablemente remite a otra madrileña, Mai Meneses, la cantante del dúo Nena Daconte e intérprete de
Idiota. Por cierto, otro de los títulos de Conchita es Tonta, una despechada letra que reza así: "Tonta, idiota, / de esas que no paran de reír y no saben cuándo callar...".
Antonio Vega, reconocido como uno de los más personales y respetados compositores del pop español, se ha prestado a cantar a dúo con ella la pieza Ahora qué : "...Y dicen que todo lo que empieza acaba / y esto terminó sin comenzar...". En las cuerdas de la guitarra y la garganta de Conchita hay un futuro en ebullición. Una prometedora carrera que las avispadas y machaconas radiofórmulas han sabido ver. "Escucharme me produce una sensación muy rara. La segunda vez que me oí en una emisora estaba en una tienda, comprándome una fregona, y me quedé tan paralizada que el dependiente me preguntó si me pasaba algo".

Fuente: El Periódico.

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